Cancellara, retiro dorado ante un excelso Castroviejo

Cuatro segundos se tarda en leer esta frase. Cuatro segundos es nada, un instante, poco más que un parpadeo. Un, dos, tres, cuatro. Ya. Un suspiro. Y cuatro segundos es también el tiempo que separó ayer a Jonathan Castroviejo de la medalla de bronce en la contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Río. El ciclista español del Movistar sabe bien lo que es acariciar con los dedos un puesto de honor en una gran cita, pues fueron dos segundos los que le separaron del tercer puesto en el anterior Mundial de ciclismo. A punto estuvo ayer de sumar la segunda medalla para España, pero no fue posible. Por cuatro segundos de nada


Fue una crono apasionante, más de una hora de esfuerzo descomunal encima de la bicicleta. Jonathan Castroviejo la recordará, sin duda, como aquella contrarreloj olímpica en la que tuteó a los más grandes especialistas, pues apenas cedió esos cuatro segundos con el ganador del Tour de Francia, un impresionante Chris Froome, y 19" con Tom Dumoulin, probablemente el mejor contrarrelojista del pelotón internacional. Pero, sobre todo, la prueba será recordada como la despedida dorada de Fabian Cancellara. No merecía menos el ciclista suizo que un oro olímpico, su tercera medalla en los Juegos, después de las dos conseguidas en la prueba contrarreloj y en ruta de Pekín 2008. 

Espartaco corre su última temporada. Este año se despide. Buscó en el Giro vestir de rosa, el único maillot de una gran vuelta que no se ha enfundado. No lo logró. Tampoco consiguió brillar como esperaba en las grandes clásicas de primavera, aunque sí inscribió su nombre en el palmarés de la Strade Bianche como el único ciclista que gana la formidable prueba italiana tres veces. Además, había ganado ya el Trofeo Serra de Tramuntana en la Challenge de Mallorca, una etapa en la Vuelta al Algarve, otra en la Tirreno-Adriático y una más en la Vuelta a Suiza. Pero necesitaba un logro más grandioso para poner el broche a una de las más extraordinarias carreras de la historia del ciclismo. Llegó ayer en Río, donde rescató la versión más demoledora de la locomotora suiza

Dominó con autoridad Cancellara. Ayer estaban todos los demás corredores, en el plano humano, y después él y su cita con la gloria. Él y su poderío arrollador. Él y su empeño por irse del ciclismo a lo grande, en lo más alto, con una medalla de oro olímpica colgada sobre los hombros. Y no dejó lugar a dudas. Sacó 47 segundos a Tom Dumoulin, mucho más joven que él. El ciclista suizo preparó a conciencia la crono olímpica, sabedor de que era su última ocasión, quizá junto a la crono del Mundial, pero de esas tiene ya muchas y allí el recorrido probablemente no le beneficia, de irse a lo grande, a lo campeón, del único modo posible en el que podía marcharse. Genio y figura. Una leyenda viva del ciclismo. 

Dumoulin, a quien una caída en el Tour dejó con muchas dudas de cara a los Juegos, logró una plata de mucho valor. Podrá contar a sus nietos que él fue quien más cerca, o menos lejos, estuvo de Cancellara en esa crono olímpica en Río en la que el genio suizo se marchó del ciclismo dando un último recital. Y Froome, que luchó hasta el final en la prueba en ruta para intentar tocar metal, lo consiguió ayer en una contrarreloj en la que fue de menos a más, regulando bien su esfuerzo. Al final por cuatro segundos, el corredor británico suma a su esplendoroso palmarés un bronce olímpico, otro más, pues también quedó tercero en la crono de Londres 2012

Probablemente, nada consuele a Jonathan Castroviejo. Quedarse tan cerca de lograr una medalla olímpica debe de ser duro. Pero basta ver con perspectiva su excepcional rendimiento ayer y, sobre todo, su esperanzador futuro, para sonreír y festejar el resultado, pese a la medalla de madera, ese puesto que nadie quiere. Primero, porque sufrió una caída hace tres meses que a punto estuvo de impedirle acudir a los Juegos. Segundo, porque es espectacular que consiguiera tan excelso resultado, luchando por las medallas hasta el final, tras el impresionante trabajo que hizo para sus líderes en la prueba en ruta. Y tercero, por la calidad de sus rivales. "Después del año que llevo, no pensaba ni estar en los JJOO. Estar aquí haciendo cuarto es para estar contento, ya que mi objetivo era el diploma y si podía acercarme a la medalla, mejor. Es verdad que te da rabia que hayan sido solo 4 segundos, casi lo mismo que en Richmond, pero no hay que darle más vueltas, el deporte es así", zanjaba. 

Rozó medalla en los Mundiales de Richmond y la acarició ayer en los Juegos de Río. Está claro que, antes o después, lo conseguirá. La cuestión no es si lo logrará o no, sino cuándo. Es sólo cuestión de tiempo. Ion Izagirre también realizó una excepcional crono, octavo. El australiano Rohan Dennis, que llegó a marcar el mejor tiempo en algún parcial, sufrió un pinchazo que le descolgó de la lucha por las medallas. Concluyó quinto. 

Clasificación
1º Fabian Cancellara 1:12:15
2º Tom Dumoulin 1:13:02
3º Chris Froome 1:13:17
4º Jonathan Castroviejo 1:13:21
5º Rohan Dennis  1:13:25
6º Maciej Bodnar 1:14:05
7º Nelson Oliveira 1:14:15
8º Ion Izagirre 1:14:21
9º Geraint Thomas 1:14:52
10º Primoz Roglic 1:14:55
11º Leopold Konig 1:15:23
12º Tony Martin 1:15:33
13º Simon Geschke 1:15:49
14º Michal Kwiatkowski 1:15:55
15º Jan Barta 1:15:56
16º Georg Preidler 1:16:02
17º Vasyl Kiryenka 1:16:05
18º Andret Grivko 1:16:33
19º Juul Jensen 1:16:49
20º Tom Wellens 1:16:49

Armstrong, oro olímpico
Antes de la prueba masculina fue el turno para las mujeres, donde la estadounidense Kristin Armstrong no defraudó las expectativas y revalidó sus dos anteriores títulos olímpicos conseguidos en Pekín y Londres. Fue una contrarreloj muy disputada, pues la rusa Olga Zabalinskaya, plata, apenas tardó seis segundos más en recorrer el circuito, mientras que el bronce fue para la holandesa Anna van der Breggen, quien este año ganó la Flecha Valona y que se llevó el oro en la prueba en ruta el domingo. 

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