Purito se exhibe de nuevo

"Soy como el Atlético de Madrid, nunca sabes lo que se puede esperar de mí", ha dicho Joaquim Rodríguez tras cruzar victorioso la línea de meta en el Plateau de Beille, cima de la jornada reina de los Pirineos de este Tour de Francia 2015 en el que el bravo corredor del Katusha ya se había exhibido con anterioridad al imponerse en la etapa que concluyó en el muro de Huy. Es la cuarta victoria parcial de Purito en la ronda gala. Una de las muchas virtudes del ciclista catalán es su desparpajo ante la prensa. Siempre dice lo que piensa, desarma con su sinceridad y desborda carisma. Otra virtud, esta clave para explicar por qué tanta gente se alegra de los triunfos de Joaquim Rodríguez, es su valentía, su espíritu aguerrido. Esa forma romántica de entender el ciclismo de quien nuca se rinde, del que lee los sinsabores de este deporte como una oportunidad para resurgir con más fuerza. Esa decidida voluntad de ser protagonista, de reinventarse una y mil veces si la carretera, pertinaz, se empeña en ponerle piedras en el camino. 

Puede que cuando se escriban las memorias de Joaquim Rodríguez, por el bien del ciclismo esperemos que dentro de muchos años, falte una victoria en una gran vuelta. O puede que no, porque nadie duda de que lo seguirá intentando y, lo que es más importante, nadie puede negar que es capa de conseguirlo, después de perder un Giro de Italia por cuestión de segundos y una Vuelta Ciclista a España por una genialidad  alocada de Alberto Contador en uno de los recitales más gloriosos de la historia de la carrera. Quizá decir que el ciclismo le debe una grande a Purito carezca de sentido y puede que él mismo, siempre sincero y autocrítico, alérgico a las excusas (algo que no pueden decir todos los grandes del pelotón), lo rechazara. Así que no diremos tal cosa. No sé si Joaquim Rodríguez conseguirá o no ganar una carrera de tres semanas, pero lo que resulta innegable es que hablamos de un ciclista especial, único, irrepetible. 

Cuenta Joaquim Rodríguez, quien hoy se ha metido en la escapada del día, batallador como prometió ayer, como todo esperábamos de él, con algo que no dan las victorias. Su palmarés es excepcional y no hace más que agrandarlo con victorias de muchos kilates. Pero no es sólo eso lo que le hace especial. Hay ciclistas, y no miramos a nadie, que ganan como si de cumplir un mero trámite se tratara, como un proceso administrativo. Con contundencia, pero sin pasión. Venciendo, pero no convenciendo, o al menos no enamorando. Hay corredores que arrollan como si fueran máquinas y otros que cautivan como si fueran artistas. Purito es de los segundos. Carisma, valentía, personalidad. Llamémoslo como queramos. Pero es algo que no se puede aprender ni se puede comprar con victorias. Joaquim Rodríguez es quizá un corredor menos valorado de lo que debería. Es un ciclista irrepetible, de los que echaremos demenos cuando  cuelgue la bici porque hace fácil lo difícil, porque es capaz de todo, porque jamás tira la toalla. 

Parece sencillo, en efecto. Corredor que llega al Tour con aspiraciones en la general que pierde demasiado tiempo en las primeras etapas. Debe modificar sus objetivos en la carrera y buscar etapas, dice el abc de la ronda gala. Y así lo ha hecho Joaquim Rodríguez hoy, sí, a pesar de que su Tour estaba ya hecho con la victoria en Huy. Pero él no entiende de eso de conservar, de no ser protagonista, de correr con discreción y pasar los días sin dejarse ver. Se ha metido en la fuga y ha ganado la etapa. Parece fácil y no lo es. No lo es porque la etapa de hoy era quizá la más exigente de este Tour y sin duda la más dura de los Pirineos. Y no lo es por la compañía que llevaba en la fuga, pues ha vencido a corredores de la talla de Jakob Fulgsang o Romain Bardet. Nada es sencillo. Purito era el más fuerte de la fuga, el ciclista con más galones e hizo bueno el pronóstico. Tan aparentemente previsible, tan hermoso, tan complicado. Joaquim Rodríguez gana su segunda etapa en este Tour, se mete en la batalla por la clasificación de la montaña y recorta tiempo en la general. Y que nadie duda de que llegará a la Vuelta buscando el maillot rojo. Es uno de los mejores corredores de siempre, uno de los ciclistas más admirables, el rey de la jornada de hoy en el Tour. 

¿Y qué hay de la general? Los rivales de Chris Froome lo han intentando. Si alguna conclusión podemos sacar de la jornada de hoy es que Contador, Nibali y los Movistar (cómo marcha Valverde) no se van a rendir. Son conscientes de que el corredor británico de origen keniata es un líder solvente, también de que están muy lejos, quizá demasiado, en la general. Pero lo van a intentar. No han tirado la toalla y se han repuesto del golpe anímico de la etapa del martes. A diferencia de aquella jornada, la primera de los Pirineos, hoy ha destacado más la fortaleza brutal de los gregarios de Froome en el Sky (Thomas y Porte parecen ir más fuertes que muchos jefes de filas) que del líder. Vencer a esta escuadra británica, acorazada ante cualquier demarraje, impasible frente al resto de aspirantes, sigue pareciendo una quimera. Sólo un desfallecimiento de Froome, una emboscada loca de las de otra época o alguna circunstancia infortunada que nadie desea como una caída podría torcer el destino de la carrera, o eso parece. Pero hoy la imagen ha sido distinta. La de Froome y, sobre todo, la de los rivales. 

Todos han llegado de la mano a Plateau de Beille, así que quien se quede sólo con las clasificaciones porque no haya podido ver la etapa, no apreciará cambios. Y sin embargo, al menos de matices, de impresiones, de gestos. Ha atacado Contador, cierto es que con más ganas que piernas. Se ha movido Nibali (más lo de mismo). Ha lanzado varios demarrajes Alejandro Valverde. Lo ha probado Nairo Quintana. Todos contra Froome. Todos salvo Van Garderen, muy contenido. Ayer nadie osó moverse, ni las vacas, decíamos. Hoy sí. En las rampas de Plateau de Beille lo han intentado todos. Incluso Froome, que ha buscado azotar otro golpe a sus rivales, ha atacado. Pero esta vez todos ellos,con Quintana y Contador al frente, han respondido al movimiento y se han puesto a su rueda. 

Así que no conviene engañarse. Froome sigue sacando tres minutos a Quintana, cerca de cuatro a Valverde y a Contador, casi ocho a Nibali... El Sky, con Geraint Thomas en el quinto puesto de la general, continúa asustando. Pero parece que el resto de candidatos no se va a conformar con luchar por el segundo puesto. Lo van a probar. Queda el Macizo Central a partir de mañana y, en especial, los Alpes la próxima semana. Contador está recuperando sus sensaciones, Quintana va fácil y Alejandro Valverde está impresionante. El Movistar sigue siendo el equipo con más tentaciones para ser conservadores, pero también con más opciones de agitar la carrera, ya que tiene al tercero y al cuarto de la general. Si los de Unzué no se conforman con buscar el podio, pueden jugar esas dos bazas y ser determinantes en un Tour algo menos anestesiado por el efecto Sky. 

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